El que se enoja pierde…

se enoja pierde

Se supone que el dicho «El que se enoja pierde» hace referencia a todo lo que le sucede a tu cuerpo cuando te enojas e impacta a tus órganos como hígado, riñón, corazón, etc.

Pero claro, esta entrada no va de eso, aunque es importante quiero explorar otro lado.

Hace no mucho les contaba que me he propuesto vivir los días más relajada, sin prisas, sin urgencias, sin presión. Y una de las maneras de lograrlo incluye no enojarme por cosas que no son necesarias o no valen la pena.

Fue eso lo que me permitió observar cómo soy cuando me enojo. Está demás (o quizá no) decirles que tengo un carácter muy fuerte, esto no significa que exploto, grito, manoteo y maldigo, no, no es eso.

Es simplemente que me gusta mantener mis decisiones y elecciones, pero esto me ha llevado a ganarme la etiqueta de «siempre está enojada» o «siempre está jetona» y la realidad es que no.

Sin embargo, regresando unas líneas, me observé en mi momento de enojo y más allá de lo que sabemos qué representar el estar molesta, me di cuenta de cómo me castigo yo sola pensando que es una venganza para el otro.

Les explico.

Soy alguien que habla mucho, pero mucho. Si estoy enojada (o triste) en automático me vuelvo muda.

Me gusta hacer bromas, pero cuando me enojo eso se acaba.

Es muy común que me vean riendo, pues esto es algo que también cambia con mi estado de ánimo.

En conclusión, me observé y descubrí que cada que me enojaba dejaba de hacer cosas que disfruto, que son parte de mí. O sea, básicamente estaba dejando de ser yo.

¿Saben qué es lo peor?, que siempre creí que era para «incomodar» (o vengarme) a quien me había provocado el coraje. O bueno, quizá sí lograba mi cometido, pero principalmente me estaba castigando yo. ¡Tan bruta!

Fue este momento de iluminación, ay sí, que me enseño que sí, el que se enoja pierde. Por supuesto, no voy a dejar de enojarme, tampoco, jaja… Simplemente eso no me tiene que detener a ser como soy, más bien, debe orillarme a hablar y sacar el malestar antes de que mis riñones, el hígado o mis buenos chistes salgan afectados (el cómo hacerlo lo hablamos en otro blog post).

En fin, ustedes, ¿cómo son cuándo se enojan?

Foto de Jan Kopřiva en Pexels