Todos, absolutamente TODOS podemos vivir solos; claro, siempre y cuando cumplas con el primer requisito: Ser economicamente independiente y estable.
¿Cómo sabes que es momento de dejar el nido? ¿Cómo independizarse?
Muchas veces hemos creído que no hay nada como la comodidad y quizá es cierto, pero sí hay algo mejor: la independencia. Cuando vivimos en la casa de nuestros papás creemos que somos “independientes” porque nos pagamos la ropa y las salidas con los amigos y, si nos va bien, ¡hasta las vacaciones! Pero ser independiente es valerte completamente por ti misma, ¿qué es lo que incluye esa característica? ¡Mucho!
* Tener un trabajo estable.
* Ganar lo suficiente para sobrevivir.
* Vivir solo.
* Comprarte tus alimentos.
* Cocinarlos.
* Limpiar tu casa o, si te alcanza, pagarle a alguien por que lo haga.
* Lavar tu ropa.
* Plancharla.
* Comprar tus muebles, electrodomésticos, etc.
* Pagar tu renta o hipoteca.
* Pagar cada gasto de la casa (luz, agua, teléfono -fijo y/o celular-, gas, internet, mantenimiento, etc.)
* Si tienes carro pagar su tenencia, seguro, mantenimiento y gasolina.
* Si estudias, pagarte la colegiatura.
¡Ufff! La lista parece interminable y suena pesadísima, ¿no? Pero hay algo que pesa más que todo lo que acabas de leer y te va a hacer sentir mejor que nada en el mundo ¡la satisfacción!
Definitivamente llegar a este punto de tu vida habla bien de ti, de lo que eres y lo que quieres; podrías vivir en casa de tus padres hasta los 30, 35 o 40, ¿qué importa? no necesariamente está mal, o podrías esperar a casarte para salirte de ahí, pero te perderías la aventura de vivir sola, de pasar por esa nostalgia, el miedo, la felicidad y preocupación.