Es momento de agradecer…

Ay, caray **suspira**… les diré la verdad, llevo días con la pila medio baja, me gustaría sonar más optimista y decirles que el vaso está medio lleno, pero no, no es así.

Podría encontrar varias explicaciones, comenzando por un tema astrológico: que si Scorpio y si el mercurio retrógado y otras cosas más, pero la neta es que no. Quiero utilizar este post pre-cumpleañero para sacudirme la pesadez y enfocarme en todo lo bueno que me ha dejado este año. Porque aunque muchas veces nos cuesta trabajo verlo -ya saben, nos encanta clavarnos en lo malo-, la realidad es que soy súper afortunada.

Este año -de vida, porque mañana comienzo otro- me ha enseñado muchísimas cosas sobre mí y, debo decir, que no ha sido nada fácil enfrentarme a lo que soy.

Para empezar, soy una persona naturalmente pesimista, siempre le veo el lado malo a las cosas, espero lo peor, encuentro el negrito en el arroz, me estreso por todo lo malo que podría pasar… y eso, queridas mías, es un pain in the ass.

Y el verdadero problema de eso no es mi negativa en sí, es que eso me vuelve casi incapaz de valorar todo lo bueno y justamente eso es lo que he intentado cambiar. No sé qué tanto, pero créanme que es de mis propósitos diarios.

Así que hoy quiero agradecer por todo. 

Porque mire hacia cualquier dirección, tengo todo. La verdad, está de la chingada quejarme cuándo tengo un techo, tengo gente que me quiere, tres perros que me hacen feliz a diario, trabajo, salud, ¡nememen, tengo TODO!

Hoy vivo más ligera. Afortunadamente ya no hay personas o situaciones haciéndome sombra, siendo un lastre, quitándome la energía. Cada vez me cuesta menos trabajo decir que no, cada vez hago menos cosas por compromiso, cada vez me doy más gusto.

Claro que esto es un trabajo constante y ahí está realmente lo difícil, recordarte hacerlo diario hasta que se vuelva un hábito, hasta que ya sea parte de ti. Pero bueno, eso no siempre pasa y está bien, se vale un día sentirse enojada, frustrada y maldecir por todo, es liberador, jaja…

Pero si algo quiero resaltar es que, aunque muchos no lo crean, jaja, he trabajado un montón en mi paciencia, he controlado un tanto más mi carácter y, en medida de lo posible, me quejo menos (porque mi naturaleza es quejumbrosa y pues ni hablar).

No soy la misma de hace un año. Y gracias por eso. 

Gracias también a ustedes que diario me dan la oportunidad de hacer este blog, de leerme, seguirme, comentar, asistir a la Fiesta en el Depa, de hacerme entender lo mucho que puedo ser y cuánto puedo influir en sus vidas. Neta qué eso lo hice consciente este último año y está muy cañón, es bien irreal, pero súper bonito.

Este blog post es 100% para cerrar este año soltando un poquito y abrazar lo chido. Porque después de todo, he logrado un montón de cosas estos más de 300 días y totalmente debo reconocerlo. Gracias por mi familia, por mis muchos amigos, por el amor, por la compañía, por las experiencias, el trabajo… gracias por mantenerme a flote. Estoy lista para una nueva vuelta al Sol.

«… que en el año que viene a ver si en vez de un millón, pueden ser dos.»

(3) Comentarios

  1. Hola linda Faby,

    Gracias también a ti por compartirnos éste espacio y por abrirnos parte de tu escencia. Me agrada la sinceridad con la que escribes y nos hablas; comparto tu sentir respecto a lo difícil que es «enfrentarnos a nosotras mismas», porque no solo implica conocernos, sino sostenernos, pese a todo lo grato y al apoyo de la gente que nos rodea.

    Considero que eres una mujer que inspira, gracias por ello.

    ¡Un abrazo grande!

    Lorena Durán

  2. Hace ya casi un año vivía sola, y por cuestiones económicas y familiares me convencieron de dejar mi amado departamento de «soltera» de desmadrosa más bien y mudarme con mi tía y sus hijos… Y aquí después de haber dormido durante seis años en la casita que poco a poco fui haciendo a mi gusto, este día escribo desde un colchón inflable en el cuarto de tv, con mi guardarropa en el cuarto de servicio y donde mis pertenencias van encontrando huecos en los cuales acomodarse poco a poco. Agradezco por haber salvado mi trasero y brindarme un hogar… A quitarme el peso de encima de atender una casa con deudas… A despreocuparme por un canasto lleno de ropa sucia, una refrigerador vacío, cuentas acumuladas sin saber de dónde sacar para pagar, un auto averiado a media avenida y a un sin fin de cosas que se venían encima y ya no tenía ganas de sostener. Dejé de aferrarme a algo de lo que ya había acabado su tiempo y que las lecciones que había que aprender ya se habían concluido.
    Entregué una llave que tantas veces perdí en fiestas, copias que regale a personas que tuvieron mi confianza, que así como yo, ellos también lo apropiaron como su hogar y sabían que sin importar el día, la hora, o mi estado de ánimo esas puertas iban a estar siempre abiertas para el que necesitara un techo donde dormir o un lugar en la mesa.
    Con un nudo en mi garganta escribí mi nombre en un papel que no me esperaba firmar tan pronto, en donde le ponía fin a tanta libertad, a tantas pruebas. Entregué mi casita, y con una lágrima en cara me detuve a despedirme de lo que tantas veces fue mi único hogar, mi nido de amor, mi taller de artesanía, mi oficina, mi club nocturno, mi casa de asistencia, mi caparazón.
    Lo extraño tanto pero a la vez me siento tan agena a la chica que vivía ahí hace casi un año, y que duró viviendo ahí por más de 6… Crecí, madure, lloré, pero más que nada, evolucione.
    Mi mascota se alejó antes de que yo me fuera de ahí, eso aún no lo supero.
    Un día volveré, pero a un lugar que sea adecuado para lo que soy ahora! ❤️

    1. Owww… pese a todo, me gusta que te das cuenta de lo valioso que es tener un plan B y gente dispuesta ayudarte, agradecer eso . Pronto volverás a tener tu depa, si lo hiciste una vez, podrás una segunda. ¡Abrazos!

Deja una respuesta