Ustedes lo saben, no es un secreto mi mi amor a los perros y que, además, tengo tres que son bien chulos de hermosos. Hasta hace poco más de tres años llegaron Rita y Chelsea, antes de ellas vivía yo sola con Tokes. Así que todo era mucho más sencillo, él siempre ha sido demasiado tranquilo, dormilón y obediente (a veces).
Puedo decir que con él fui «madre primeriza»; por ejemplo, yo no sabía que se les caían los dientes de leche, así que nunca noté que eso pasara, en una ocasión lo bañé y se me hizo fácil lavarle dentro de las orejas, por suerte no le dio infección.
Lo peor vino cuando creí que era buena idea darle un hueso de costilla para que «se limpiara los dientes», (ya sé, fue muy estúpido y me da pena contarlo) yo no sabía que algo así podría perforarle el intestino y matarlo. Al día siguiente estaba mega enfermo, yo no dejaba de llorar del miedo, afortunadamente lo que le hizo daño fue la grasa, nunca se comió un pedazo. Así que jamás lo volvía a hacer.
Cuando llegaron Rita y Chelsea, ya tenía un poco más de idea de cómo era eso de tener perros, con ellas sí me enteré de cuándo se les cayeron los dientes, los tengo guardados, de hecho.
Hoy, no voy a decir que soy experta, pero definitivamente sé muchas cosas más de perros. Cuido muchísimo mejor a los tres que tengo. De hecho, puedo decir que soy una crazy dog lady…
Estoy segura que no soy la única que ha hecho cosas «asquerosas» por sus perros pero, honestamente, creo que es lo más normal. Finalmente, somos nosotros los responsables de la vida de ese ser que no puede valerse por sí mismo, ¿cierto?
Si ustedes como yo, son dueñas responsables y tienen mascotas, díganme si no han hecho algo de esto:
– Observar detenidamente la popó porque se le ve «algo raro». Como cuando Tokes hizo pedacitos naranjas… por haber mordido una pelota de esponja.
– Con tres perros, aprendí a identificar la popó y pipí de cada uno. Si veo que alguien hizo del baño en el patio, puedo adivinar quien fue sólo con verlo. Créanme que es muy útil, si se enferma alguno del estómago, puedo contarle al veterinario qué ha pasado e, incluso, saber si uno de ellos comió algo que no debía.
– Ha habido veces en que llego y veo que alguien vomitó, pues sí, les he olido el hocico a los tres para saber quien fue y poder observar si se siente mal o no come.
– Identifico el ladrido, gruñido y chillido de cada uno.
– Si en la noche se levantan a tomar agua, sólo de escuchar sé quien de los tres es.
– Cuando tienes mascotas lees perfecto su comportamiento; por ejemplo, Rita jadea cuando ya necesita ir al baño, Chelsea olfatea de forma diferente cuando está por hacer del baño, Tokes se queda muy quieto y atento cuando está a punto de ir detrás de otro perro.
Sin duda, tener perros es una gran responsabilidad, hacerte cargo de tus mascotas conlleva hacer todo tipo de cosas para asegurarte de su bienestar.
Y, no sólo las que tenemos perros somos así, recientemente platicaba con una amiga y me contaba que, cuando su gata se enfermó, ella llegó a pesar el agua y contar la pipí en el arenero con tan de asegurarse que Bila estuviera hidratándose y haciendo del baño lo suficiente.
Así es esto de dar amor desinteresadamente.
Y bueno, me voy, tengo que bañarme porque mis perros están a nada de querer salir al parque.
¿Tienes mascotas? ¡Cuéntame cómo es tu vida con ellos! Y no te pierdas mis redes sociales el lunes, Cuida mi mascota y y les tenemos una sorpresa.
Sígueme en:
Jajaja me identifiqué perfecto, vivo sola con 2 y si las huelo, reviso siempre su popó, sé quién es quién solo con escucharlas caminar … Las amo!