Decidí cambiar mis hábitos alimenticios.

Si me siguen en mis redes sociales (y si no, aquí se las dejo: FB, TW, IG), se habrán enterado que Activia me invitó o más bien me retó a cambiar mis hábitos alimenticios. Lo mejor de todo, es que cualquiera puede hacer el #RetoActivia, por eso les quiero contar mi experiencia y compartirles algunos tips súper buenos que pueden aplicar en su depa día a día:

 

Lo primero que tuve qué hacer fue ir con la Nutrióloga, me dio mi peso, índice de masa corporal ¡y hasta el peso de mis huesos! Por si andan con la duda, pesan apenas 1.8 kilos del total de lo que peso, ¡súper poquito! Me dijo que, obviamente, mi complexión era chiquita, así que mi peso no estaba mal, pero sí debía bajar un poquito de grasa y subir músculo.

 

Total, me mandó mi dieta que, de entrada, me obligada a comer muchas más verduras y frutas de lo que acostumbraba, a tomar agua al despertarme y antes de la comida, también a hacer un poco más de ejercicio.

 

Creo que el mayor reto era tomar un jugo verde en las mañanas, el mío llevaba: lechuga, espinaca, pepino, chayote, nopal, calabacita y piña. ¡Les juro que sabe mejor de lo que suena, mucho mejor!

 

Para hacerlo menos complicado y no tener el pretexto de «No me dio tiempo», hice lo que les cuento en la foto de aquí abajo:

 

En fin, todo iba muy bien. De hecho, nunca había visto mi refri tan lleno de verduras, todo se veía verde. Por las mañanas comencé a levantarme media hora más temprano para poder prepararme mi desayuno. Anteriormente mi sándwich sólo llevaba queso y jamón, pero como ahora ya tenía más cosas, le ponía verdura y una salsa de ciruela con habanero. Ñam!

 

Me di cuenta que la verdad no estaba siendo difícil, al contrario, estaba disfrutando comer bien. Por cierto, cuando me tomaba el jugo verde sentía que comía menos, como que la fibra te hace sentir menos hambre durante el día. O al menos en mi caso.

 

Respecto al ejercicio hice lo que pude: mi reto de las tablas, salir a pasear a mis perros y correr unas vueltas al parque, procuraba subir más escaleras, etc. Pequeñas cosas que, pareciera que no, pero sí funcionaron.

 

Apenas fui el viernes pasado a mi consulta final con la Nutrióloga ¡y salí feliz! Baje poquitito de peso, apenas unos gramos (pero yo culpo a la gastritis que tuve días anteriores); por supuesto el nivel de grasa bajó y el de músculo aumentó.

 

Honestamente, no soy la mejor persona llevando dietas saludables, me encanta comer cosas grasosas, cenar a veces pesado y desayunar tamales o chilaquiles; pero aprendí que eso no tiene nada de malo, no quiere decir que sea «pecado» o te estés «portando mal»; finalmente, todo se trata de equilibrio. Si comes de más un día, pues al otro le bajas tantito o sales a correr.

 

En otra entrada del blog les compartiré cómo conocer sobre equivalencias; es decir, a cuánto equivale una porción de fruta de verdura, de proteína, etc. Con eso todo se vuelve mucho más sencillo. No olviden Suscribiste a este blog para recibir notificaciones sobre nuevas entradas.

 

Comer saludable no está peleado con comer rico.

(2) Comentarios

  1. Clauuu Garcia dice:

    Espero lograrlo ??
    Me alegra por ti

    1. depadesoltera dice:

      Segur que sí! ?

Deja una respuesta