Vivir en la eterna insatisfacción…

No hace mucho, mientras veía las stories de alguien, escuché que dijo algo que me retumbó por completo: «Me di cuenta que nunca estoy satisfecha…», ella daba su explicación al respecto y dije: wey, eso es lo que me sucede. Nunca lo había notado.

Muchas veces me sorprendo diciendo: Si me hubiera levantado a las 7 y no a las 8…, si hubiera corrido 5 kilómetros y no 3, hubiera corrido 6 kilómetros y no 5, debí ir a tal lugar en lugar de aquel otro… y así, así es como caché que no estaba sintiendo satisfacción por lo que hacía, fuera lo que fuera.

Lo que no es nuevo para mí, es que soy súper, súper exigente conmigo, desde siempre (y por ende, con los demás). Me permito bien pocos errores y, mucho menos, me dejo conformar con poco. El tema es, ¿cuánto es poco?, ¿cuánto es suficiente?

Todo el tiempo siento que pude haberlo hecho mejor, que debió ser diferente y, entonces, me sorprendo convirtiendo mis momentos en algo pesado en lugar de disfrutarlos. Y es esto último lo realmente malo de todo esto…

Parte importante del amor, crecimiento y cuidado propio, es reconocerte. Reconocerte en todos los aspectos, físicos, emocionales, intelectuales, etc. Aceptar que lo que has hecho te ha llevado a lo que eres ahora, que los últimos días, semanas, meses o años te has transformado, que has aprendido. Y es eso lo que muchas veces me falta.

Por supuesto, dentro de todo esto hay muchas razones que nos llevan a la insatisfacción: el miedo al fracaso, la comparación negativa, la culpa y hasta el victimismo. Es horrible convivir con el sentimiento de no alcanzar un objetivo. Por ello, lo que mejor podemos hacer y no es precisamente para muchos lo más fácil, es enfocarse en lo bueno, por mínimo que creas que sea.

Me puse a buscar «soluciones» y encontré algunas que me parece son un buen ejercicio y quiero compartirlas aquí:

– Agradece: esto lo hago mucho últimamente (aunque a veces quiero mucho más), sí me pongo a pensar en lo afortunada que soy. Y no, para esto no debes compararte con nadie, solo debes resaltar todo lo que has obtenido.

– Reconoce tu esfuerzo: no existe la suerte, nadie te regala nada, todo es el resultado de una acción, entonces, 100% los resultados son tuyos. Y claro, felicítate por ello.

– El presente: vivir en el paso y pensar en el futuro es de las más grandes torturas, porque ninguno de los dos importa tanto como el presente. Y no importa, porque no puedes cambiar lo que ya sucedió o hacer que algo suceda tal como lo quieres. Está bien cliché esto (y además odio la palabra cliché), pero pues sí, hay que vivir en el presente.

La autoexigencia es buena, la autoflagelación no.

(2) Comentarios

  1. Mabel Morales dice:

    Nada más quiero decir que también odio la palabra «cliché», pero a veces toca usarla jaja. Saludos.

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