«¿No podría vivir sola o no podría vivir conmigo?»

No es extraño que una de las cosas que más miedo dé al independizarse es enfrentarse a no estar con nadie, a pasar las tardes sola y a no tener quien te reciba al llegar a casa; sin embargo, lo que menos nos ponemos a pensar es que, en ciertas ocasiones, no huyes a vivir sola, huyes a vivir contigo. ¿Te suena?

Al ser una situación completamente nueva da miedo y provoca cierto repele al cambio, lo que podría ocasionar echarse para atrás y mejor seguir en casa de tus papás, sí, con tal de no estar «sola».

Peeeeero, aquí hay un detalle, esto te va a pasar muy posiblemente al principio, pero no será la única vez, siento decírtelo.

A mí, después de más de 5 años viviendo sola aún me pasa. Hay momentos en los que me siento súper feliz de estar sola en mi depa, acostada en mi cama, comiendo una botana y viendo Netflix, de verdad me siento realmente plena.

Sin embargo, hay otras veces en las que no logro controlar mi sentimiento de soledad. Me pongo a pensar qué plan inventar, a quién llamar, a quién ver o, en el peor de los casos, me duermo, con tal de no estar en silencio.

No les voy a mentir, es bien duro sentirse así y es bien normal también. Acuérdense que nada es constante, todos quisiéramos lograr esa estabilidad emocional y no tener que volver a tocar las esquinas negativas, pero es imposible. Ni el más experto en patinar deja de caerse en ocasiones.

Entonces…

Para que esto cada vez te pase menos o sepas como lidiar con ese momento, te dejo mis siguientes recomendaciones:

1. No te tortures. ¿A qué me refiero? Cuando estamos bajo cierta situación difícil de controlar, tendemos a cuestionarnos cada una de nuestras acciones y aparece el «si yo no…», «es que si huera…» y todas esas decisiones que tomaste con la cabeza fría y de manera consciente pasan de ser positivas a parecerte un completo error porque ahora te encuentras mal.

No lo hagas, siempre recuérdate que tu poder de decisión te permite hacer lo que creas necesario y si en ese momento así lo sentiste es porque era lo mejor. Así que, ni intentes clavarte ahí porque sólo te vas a lastimar.

2. Analiza lo que sientes. Muchas veces no estás triste, sino, aburrida. ¿Y qué hace uno cuando está aburrida? ¡Nada productivo! Si este es el caso, agarra tu libro favorito, sal a caminar, llama por teléfono o ponte a hacer cualquier otra cosa que implique una acción, ¿qué tal cocinar?

3. Medita. Si eres de las que disfruta de esta actividad, ¡hazlo! Hazlo cada que te sientas sola. Meditar te va a ayudar a conectarte contigo y, será de esta manera, que vas a poder darte cuenta que te tienes a ti y eso es una mega ganancia, porque es algo que nadie te va a poder quitar.

Respira, escucha tu respiración, siente tu pulso, pon música… siéntete. Date cuenta que estás ahí, para ti.

4. Escribe. A muchas nos ayuda esto. Debo confesar que precisamente escribo esta entrada hoy  que no me siento del todo bien, que llevo días sin poder conciliar el sueño fácilmente y con una dificultad enorme de levantarme de la cama. Pero aquí estoy, escribiendo, soltando y compartiendo. Porque eso me regresa a mí, a lo que me gusta y me hace feliz.

5. Baila. Mi amiga Claudia Fonseca, de quien les he hablado mucho y quien en ocasiones nos comparte recetas, me enseñó en uno de sus talleres -porque sí, aparte de todo es Coach de vida, todo un estuche de monerías- a realizar una meditación consciente. ¿De que va?, de poner la rola que quieras, cerrar los ojos y bailar, moverte como te plazca y sientas. De verdad que ayuda mucho, sobre todo si eso de meditar sentada y tratar de no pensar en nada, se te dificulta. Hazlo, neta funciona.

Como última recomendación, les quiero proponer un tipo «ejercicio», cuando te sienta sola, aburrida, melancólica, etc., piensa en tu BFF o en esa persona con la que siempre la pasas increíble. En una hoja escribe porque te gusta estar con ella, porque te sientes feliz al verla, que cualidades tiene y que es lo que le admiras… al terminar, léela, todo eso que pusiste de aquella persona, es exactamente lo que tú tienes. Todo eso bonito, está dentro de ti también. ¿A qué voy con esto? Si eres capaz de pasarla bien con esa persona por todas esas razones que escribiste, eres capaz de pasarla bien contigo misma.

Te quiero.