¡Mujeres, andemos sin miedo!

La historia de porque compré mi coche creo que ya se las he contado, pero vale la pena volver a hablar del tema debido a todos los casos que se han presentado recientemente en el metro (aunque en realidad nunca han dejado de existir y tampoco es exclusivo de ese lugar) contra las mujeres en los lugares públicos.

 

No es una sorpresa, todo el tiempo hay acoso callejero contra las mujeres. Hace poco más de tres años decidí comprar mi coche porque estaba realmente harta de tener que lidear con el acoso TODOS LOS DÍAS.

 

Sin falta, el tipo que «coordinaba» los microbuses que tenía que tomar para irme a trabajar me acosaba de lunes a viernes, recuerdo que salía de mi casa rogando que no estuviera o que no me viera. No sé cuánto tiempo pasó, pero una mañana mientras me acercaba a la avenida él se me acercó a quererme saludar, me quedé parada frente a él y le dije «Ya, ¡suficiente!», se quedó callado y con cara de sorprendido, evidentemente nunca creyó que fuera a decirle algo. La gente de alrededor se dio cuenta, él se echó para atrás y yo me subí al microbus.

 

Otra ocasión, mientras caminaba un tipo me alcanzó y con un tono de voz muy amigable y una gran sonrisa, me dijo «¡Qué onda, te vengo siguiendo desde equis lugar!», lo vi y no supe qué decirle, por supuesto que estaba tratando de parecer que éramos amigos, siguió hablando, preguntándome si iba al trabajo o a la escuela, qué cómo estaba y cosas por el estilo. Sólo recuerdo haberle contestado que no me interesaba y di unos pasos hacia atrás, amigablemente de nuevo me dijo «Sale, cuídate mucho, adiós».

 

Sentí un montón de miedo, literalmente me dijo que venía siguiéndome, se comportó como alguien conocido para que nadie notara nada extraño.

 

Por supuesto que hubo muchos más, las últimas veces con las piernas temblando los enfrentaba, ninguno era capaz de hablar, otros negaban haberme dicho siquiera algo… así iba, todos los días evitando o enfrentando. Pero siempre con un factor común: el miedo.

 

Me entristece muchísimo que todos los días debemos pensar en qué ponernos para no llamar la atención; qué ruta tomar para no exponernos; en si mejor olvidarnos de los tacones y ponerte tenis por si tienes qué correr; en si hoy serás una víctima más o si tendrás «la fortuna» de llegar con bien a cualquier destino.

 

 

Y entonces te acostumbras, y te crees afortunada cuando lo único que te pasó en el camino es haber recibido un ‘piropo’, piensas que a estas alturas es lo mejor que te puede suceder. Te acostumbras a sentir miedo y hasta vergüenza.

 

¿Cuántas veces no las han acosado y por pena no le contaron a nadie?, ¿los hombres ubican ese sentimiento?, ¿han tenido qué andar todo un día con la sensación de «sentirse sucios»?

 

¡Qué pinche vida es esa!

¡Sin miedo!

 

No podemos cambiar los hechos, no podemos ocultar tampoco el sentirnos vulnerables, susceptibles y expuestas ante todo lo que está pasando debido a la falta de conciencia y sobre todo respeto.

 

Pero hay algo muy cierto,

[Tweet «no podemos dejar que el miedo nos domine, no podemos permitir que nuestro género nos condene.»]

 

 

No podemos educar a todos, no podemos tampoco hacer que aquellos simplemente un día dejen de acosarnos, pero sí podemos salir sintiéndonos seguras, con ganas de enfrentarlos, de gritar para pedir ayuda si es necesario. Evitemos sentir pena, de creer que hacemos»el ridículo», evitemos también ignorar si somos testigos de cualquier tipo de abuso.

 

La seguridad y la fuerza física y mental sí depende de nosotras, hazte consiente de lo fuerte que puedes ser.

 

Procuremos hacerles ver a todos nuestros amigos, pareja, hermanos, compañeros de trabajo, etc., de lo terrible que es afrontar situaciones de terror todos los días. No para culparlos, no para acusarlos; simplemente para que hagan conciencia y, a su vez, puedan hacerlo con otros hombres.

 

 

Claro, el acoso es sólo la punta del iceberg, la violencia física, abuso sexual o asesinatos, también son parte de las probabilidades que debemos tratar de esquivar a diario. ¡Fatal!

No está bien vivir con miedo. No es normal. No se lo merece nadie. 

 

Es verdad, el miedo paraliza y, quizá, eso es lo que quieren. Por eso no lo permitamos.

Ah, quiero decir algo antes de terminar, decidí comprar mi coche para sentirme más segura y aunque me evitó cierto riesgo, la verdad es que vivo con el miedo de que en algún semáforo, estacionamiento o cualquier calle alguien vea que voy sola y entonces suceda. Y no, no es paranoia, es la realidad…

 

(2) Comentarios

  1. Hoy vivi una situacion en la que no esperaba encontrarme, un tipo se acerco a mi pidiendo $2 pesos, al negarme me cuestiono burlón el por que no le daba dinero y bueno, mi respuesta fue suficiente para que empezara primero a burlarse de mi y luego a insultarme y yo reaccione insultandolo de la misma manera.
    Bien dices que no debemos vivir con miedo y yo nunca he sido ni sumisa ni dejada; sin embargo, mi falta de control me llevo a exponerme contra un tipo que probablemente no tenía nada que perder.
    Afortunadamente, Dios me mandó un ángel que me defendió de ese imbécil y de cierta forma de mi misma.
    Las cosas terminaron bien para mi, el ahora esta detenido por 24hrs a pesar de a ver sido defendido por dos mujeres que mentían respecto a que yo habia iniciado la agresión y me pedían que no lo «perjudicara» que él solo pedía dinero y que no me habia mordido para que declarara contra él. Irreal
    Afortunadamente habia más testigos que me dieron la razón.

  2. Marce Sánchez dice:

    Faby yo vivo con ese miedo todos los días q vean q voy sola hace poco intentaron asaltarme afortunadamente pude echarme en reversa pero me toco un balazo en el coche q viéndo como están las cosas fue lo mejor ya q yo pensaba q si me alcanzaban y veían q era mujer no solo me iban q asaltar, es frustrante sentirte así .

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